Los anhelos que caben en la escuela
Escrito por: Ingrid A. Cortés
Anhelar parece una de las actividades más humanas, nuestra existencia luce atravesada por aquellos deseos intensos que nos mueven, que nos hacen consolidar acciones para, de una u otra forma, construirnos como lo que somos. Distinguir esos anhelos no es tarea fácil, implica un proceso de autoexploración y autoconocimiento que da para desentrañar aquellas dimensiones más profundas que nos configuran y que, incluso, nos permiten pensarnos como sujetos-proyecto.
Adolescentes, niños, docentes, directivos, padres de familia vierten, a veces sin notarlo, grandes anhelos en la escuela. El centro escolar podría ser, entonces, una comunidad que se conforma de existencias atravesadas por deseos intensos de convertirnos en aquello que queremos. Cabe preguntarse si todos los anhelos caben en la escuela o si todos le competen. Puede decirse que en la escuela caben todos los anhelos porque no queda otra opción, la escuela nos contiene y, si bien a veces parece que la desbordamos, siempre es un punto de encuentro humano.
En la escuela caben los proyectos de vida de los estudiantes, de los docentes, aquellos ideales de humanidad que se conjugan en un modelo educativo, un proyecto de ciudadano que alguna comunidad política diseña, caben también los tiernos e intensos deseos de bienestar que un padre o una madre pueden tener para sus hijos. Tal parece que una escuela nunca es pequeña pues alberga el anhelo del bienestar y la grandeza humana, pero ¿acaso a la escuela le competen todos los anhelos que en ella se encuentran? Puede decirse que sí porque le competen a todos los seres humanos que allí se encuentran y dan forma a la institución escolar. Es por esto que la interacción escolar siempre nos demanda escucha activa, comprensión y cooperación, así como un sincero reconocimiento de los anhelos, nuestros y de otros, también un reconocimiento objetivo de aquellas capacidades con las que contamos y de las que no para poder configurarnos como deseamos.
Hablar de los anhelos que caben en la escuela nos invita a reflexionar respecto a nuestras interacciones dentro de ella, estas interacciones se dan no sólo entre agentes escolares, sino que nos lleva a mirar el lado más humano de las relaciones escolares en el que puede surgir el amor y la paciencia.